......reflexiones y desvaríos de un desarrollador de software..........

28 febrero 2006

Experiencia religiosa

El pasado sábado día 25 de febrero, viví la experiencia mas cercana a estar en el cielo que yo puedo concebir. No multipliqué los panes, no hice ver al ciego, ni caminé sobre las aguas, pero por un breve periodo de tiempo sentí como si pudiera, pero decidiera no hacerlo porque tenía cosas mas importantes entre manos, como domar la furia de 343 caballos propulsándome hacia el infinito.
Recientemente un amigo ha adquirido un BMW M3. Para los que entiendan un mínimo de coches, cualquier explicación sobre estas siglas sobra totalmente, pero para los que no sepan, solo decir que se trata de un coche deportivo de la marca BMW, estandarte de la deportividad de esta casa junto con el M5 y M6. Este coche en apariencia puede resultar un coche más a los ojos de ciudadano de a pié en esta época que hasta coches de 100cv montan llantas de 18 pulgadas. Pero no hay que dejarse engañar por su apariencia apacible, porque la realidad es que es capaz de rendir al nivel de un super deportivo como un Porche o Ferrari, y no exagero, solo hay que ver los números que registra esta bestia en los diferentes test que se pueden encontrar en internet o revistas, solo mirarlo da vértigo, un auténtico lobo con piel de cordero. Para que os hagais una idea, solo comentar dos valores; 343 caballos e potencia, y una aceleración de 0 a 100km/h de 5,2 segundos. Palabras mayores.

Me dirigía yo hacia la cafetería en la que suelo encontrarme con los amigos para tomar un café después de comer los fines de semana. Antes de entrar no pasó para mi inadvertida la presencia del nuevo coche de mi amigo, en el aparcamiento, rodeado por un montón de coches turbodiesel indignos de reposar en el mismo lugar que el auténtico rey de aquella selva de asfalto, parecían mirarlo con recelo, tratando de convencerse a si mismos lo buenos coches que son, que no importan los caballos ni el rugir de aquel motor, ellos también montaban llantas grandes y lo mas importante, consumían mucho menos. Pobres infelices.
Entré a la cafetería pensando "conducir ese coche tiene que ser la ostia". Alguien me dijo alguna vez que algunos sueños se hacen realidad. Ignoraba totalmente que aquella tarde se demostraría esta afirmación.

-"Que pasa tío, ¿que tal estamos?"
- Bien, como siempre.
- Cabrón, ya he visto el coche ahí fuera, menudo carro, que suerte tienes. A ver cuando me das una vuelta
- Ahora mismo si quieres.
- Claro que quiero. Vamos.

Al montar me enseñó innumerables funciones, artilugios y particularidades del coche, pero fue cuando giró la llave del contacto cuando quedé prendado por el ronroneo que se oía proveniente del motor, olvidándome del resto de "tonterías" que me explicaba mi amigo. Este sonido hizo callar los ecos de los demás coches, viéndose obligados a comprender y aceptar si situación con respecto a su compañero de parking, la cruel realidad de que existiendo coches como aquel en la carretera, ellos nunca pasarán del calificativo "chatarrilla andante", en especial lo que no son capaces de pasar de 5000 revoluciones por minuto.
Salimos del aparcamiento, enfilamos una recta y mi amigo piso el acelerador a fondo. Solo faltó una cuenta atrás, porque aquello fue un despegue en toda regla. El cuerpo se te pega al asiento de una manera increíble. Tras 10 minutos de demostraciones, por curvas, rectas, autovías y carreteras secundarias, yo no podía dejar de afirmar "este coche no es normal". Pusimos rumbo a Sodupe, y mi amigo paró en el arcén diciendo

- "Le pasa algo al coche, se ha roto algo"
- "Que dices tío, no me jodas" exclamé asustado.
- Venga, cógelo.
- ¡Que!, ¿lo estas diciendo en serio?
- Claro, cógelo

No podía creer lo que estaba oyendo. No puedo negar que ya había pensado que algún día me atrevería a pedírselo, sin muchas esperanzas de que me lo dejara, pero más adelante, cuando el ya se hubiera aburrido un poco. Aquello me pilló totalmente por sorpresa.
Me monté en el asiento del conductor sin asimilar muy bien lo que me estaba pasando. Toqué el volante de tacto fino pero que daba sensación de firmeza, introduje la primera, y eché a volar. Potencia interminable, si tengo que definir las prestaciones de ese motor no hay dos palabras que lo definan mejor. Como buen motor atmosférico que es, entrega la potencia de forma progresiva por lo tanto el tirón, aunque claramente apreciable, no deja ver lo que viene después. Comienza poco a poco a escalar revoluciones para llegar a una fuerza de empuje terrible, y en ese momento cuando piensas que ya debe tocar cambio de marcha, miras el cuentarrevoluciones y descubres asombrado que aún queda más, mucho más, y además mejor, independientemente de la marcha en la que te encuentres o la velocidad a la que vayas, el motor sigue empujando dando la sensación de que es capaz de seguir hasta que se levante del suelo. El motor tiene un bramido que te encandila como un canto de sirena para marinero distraído. Llevé el coche hasta los límites que me imponían la responsabilidad de conducir un coche de diez millones de pesetas, mi nivel de pilotaje y la responsabilidad civil, pero me quedé con la sensación de que aquello era un paseito por el campo para aquella máquina de metal, y creo que si los coches bostezaran, esté lo hubiera hecho al bajarme yo del mismo. Todo estabilidad, frenada y empuje, sobre todo empuje. Me bajé temblando por una mezcla entre nerviosismo, impresión y satisfacción, algo parecido a cuando te bajas del "Dragón Khan". Y así fue como terminó la experiencia más brutal que he vivido con las manos sobre un volante, la cual espero algún día poder superar, quien sabe, pero os aseguro que es difícil, muy difícil.

Salu2.Tr0Y

PD: Y ahora......envidiadme, porque tenéis motivos.